jueves, 8 de mayo de 2014

INTERDIMENSIÓN

David Narza




"Un Encuentro Cercano

   Maldición. Te dije que te apresuraras con eso – gritó la chica malhumorada – hace una hora que debíamos tener el equipo a punto.
   Hago lo que puedo. No sirvo para este tipo de cosas.
Un hombre algo obeso trastabillaba unos pasos detrás de la muchacha con una cámara en una mano y el engorroso trípode en la otra. Iban subiendo por una pendiente desde cuyo borde se tenía una excelente vista de la planicie que había más adelante. Samantha, una joven de unos veintiocho años, de tez blanca y cabellos rojizos oteaba alrededor con los prismáticos que llevaba colgados del cuello. La luz del sol comenzaba a caer de su cenit y se disponía a recorrer el monótono camino de la tarde.
   Si no estamos allí dentro de los siguientes minutos nos habremos perdido de algo importante – expresó Samantha a viva voz.
   Hemos venido aquí una y otra vez y no hemos visto nada. Bueno, sólo aquel perro perdido. Me pregunto si habrá encontrado su hogar. ¿Sabes? Pienso que pudo haberse escapado de alguna granja cercana o quizás sus dueños condujeron hasta aquí y lo abandonaron. De cualquier forma, no es el mejor tratamiento para un animal.
Samantha observaba el cielo haciendo caso omiso de las murmuraciones de Jorge, su compañero. Continuaron ascendiendo hasta llegar a la cima de la colina. La chica fue la primera en llegar y se detuvo en el borde para dedicarse a inspeccionar el horizonte. Los prismáticos mostraron palmo a palmo el panorama representado por las lejanas montañas que bordeaban aquel extenso paraje árido. En el centro de todo aquello ser observaba un pequeño valle que pretendía ocultarse entre unas escasas colinas que lo habrían hecho invisible desde cualquier otro sitio mas no desde el lugar donde se encontraban ella y Jorge.
   Y también está aquella extraña nube que no terminó siendo otra cosa que una nube. Aparte de eso no hemos visto nada más. ¿Crees que sea buena idea seguir con esto?
Mientras hablaba Jorge hacía esfuerzos por terminar de llegar a la cima con el equipo.
   Oye, puedes renunciar si quieres, pero yo no lo haré sin antes demostrar que mi padre dijo la verdad.
   Pues yo creo que dijo la verdad ¿No te parece suficiente?
   Jorge, Jorge – Samantha se volvió al hombre con aire consolador – No es sólo que tu o mis amigos lo crean, se trata de que su experiencia también sea creída por la opinión pública o al menos por una parte importante de ella.
   Pero tu padre no le dio tanta importancia al asunto. Él sólo contó que vino aquí…
   Y vio ese objeto – atajó la chica.    Y si él vio algo en este lugar significa que este sitio es propicio para ese tipo de cosas.
   Pero ya hemos venido… 
   ¡Maldición! Ya se que hemos venido haciendo esto sin observar nada – estalló Samantha malhumorada    pero mientras más lo hagamos más posibilidades tendremos de ver algo.
   Bien. Si tú lo dices…
Jorge se sentó pesadamente en una roca que había junto al borde y colocó las cosas a un lado. La chica tomó los binoculares una vez más y continuó su minucioso examen. El calor del día se había hecho intolerable aunque era Jorge el único que parecía sentirlo. Sacó un pañuelo y comenzó a secarse el copioso sudor que recorría su enrojecido rostro, sin embargo, sus cuidados no duraron mucho pues la fulminante mirada de Samantha le hizo desistir.
   Está bien, esta bien, ya lo dispongo.
Se levantó tomando el trípode. Dio unos pasos alrededor hasta encontrar el lugar más apropiado para colocarlo y poco después ajustaba la cámara al artilugio. Samantha continuaba concentrada en su observación. Jorge ajustó el visor hacia un lugar cercano al pequeño valle. No obstante, algo llamó su atención. Dejó de manipular la cámara arrobado ante la visión que acababa de aparecer sobre el valle.
   Creo que eso no es una nube – dijo señalando hacia el lugar.
Samantha, que en ese momento observaba hacia otra dirección giró sobre sus talones sobresaltada.
   ¿Que dices? ¿Qué has visto?
Inmediatamente la muchacha enfocó los binoculares hacia el sitio que señalaba Jorge. Contuvo el aliento en el acto. Lo que parecía ser una especie de objeto volador estaba descendiendo sobre la depresión protegida por las colinas.
   ¿Estas grabando eso? – gritó a su compañero desesperada por la emoción. Este se apresuró a ajustar la cámara, pero no tardó en lamentarse con pesar para sus adentros.
   Creo que hay un ligero problema – dijo con desgana.
   ¿Cómo que hay un problema? ¿Qué quieres decir?
   Es sólo que…   me olvidé la memoria en el camión.
   ¿Como se te ocurre olvidarte de algo así, pedazo de tonto?
La muchacha arrojó los binoculares y tomó a Jorge de la camisa en un acceso de ira que difícilmente podría controlar. El hombre hizo lo posible por librarse de las amenazadoras manos que rasgaban su blusa. No obstante, la chica se volvió con violencia y tomó nuevamente los prismáticos para observar la cosa que continuaba descendiendo. Jorge retornó a sentarse sobre la roca para recuperarse del ataque que acababa de sufrir.
   Debemos llegar hasta allí – gritó Samantha apresurada ahora por dejar la colina.
Jorge apenas tuvo tiempo de desinstalar la cámara del trípode antes de que la chica la tomara y se pusiera en marcha a la carrera.
   Vamos, no tenemos todo el día – le gritó."



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